jueves, 30 de mayo de 2013

Decisiones

Hace un par de meses acompañé a una amiga a abortar. Fue la primera vez, y espero de corazón que sea la última. 
Fuimos a una clínica legal, limpia, no céntrica, parece que estos lugares se esconden, con trabajadores amables.  Aquel lugar estaba lleno de mujeres, la mayoría jóvenes y muchas de ellas inmigrantes, algunas iban acompañadas de sus madres, otras de amigas, algunas con sus parejas y la mayoría sola. 
Ninguna de las mujeres que estaba allí sonreía, algunas incluso tenía la mirada perdida, las inmigrantes solo hablaban con sus compatriotas, pero el silencio era el denominador común, tan solo algún sonido de teléfono móvil. Un fuerte viento recorría la tarde.
Todo muy ordenado, te dan la cita, te pasan con una trabajadora social, te examinan. Las horas parecen pasar muy lentamente, al menos a mi me lo pareció, para la persona a la que acompañaba, mucho más aún.
Cuando todo el proceso termino, salimos de allí y ya era de noche, se que ella estaba muy triste, lo siguió estando muchos días, estoy convencida que a veces aún lo está, a mi me quedó una sensación de pena  y desasosiego. 
Todas las mujeres que estaban allí parecían no tener otra opción en ese momento de su vida, creo tener la certeza de que ninguna quería estar allí, pero la vida no les  había dado otra opción, la vida hoy no parece un lugar adecuado para traer niños al mundo, si no sabes si vas a poder darle de comer, si vas a poder llevarlo al médico, si va a poder estudiar, sí, esa es la dura realidad.
Espero que algún día, todas esas mujeres que allí estaban puedan elegir libremente ser madres, de la misma manera que libremente (y con dolor) decidieron abortar.
Porque eso es lo importante, poder elegir y cuando lo hayan hecho, poder hacerlo en las mejores condiciones sanitarias y legales posibles. Porque elegir es un derecho, a veces doloroso, pero ningún derecho parece ser logrado sin el dolor de mucha gente.
Yo, que nunca he querido ser madre y nunca he abortado, tengo el máximo respeto por estas mujeres, sean cuales sean las razones por las que abortan, y además tienen toda mi solidaridad y  admiración.


martes, 14 de mayo de 2013

Mujer ¿ y qué?

Soy mujer y tengo 48 años. Madrugo cinco de los siete días de la semana, trabajo, me mantengo a mi, a mi vida y a esta sociedad, que cada vez me gusta menos. No soy joven ni vieja, soy lo que corresponde a mi edad. Tengo una buena educación, principios y una ideología, de izquierdas, no disimulo. Soy soltera, siempre he querido serlo. Me gusta mi cuerpo, lo disfruto, lo muestro, me gustan las minifaldas y los escotes,  hago top less en la playa, eso no me convierte en una buscona. Me convierte en alguien que se gusta.
No creo en el matrimonio, nunca he creído, pero me gusta que la gente se case para celebrar con ellos. No tengo hijos, nunca he querido tenerlos, pero me gusta que la gente los tenga, si eso les hace feliz y también celebramos. Tengo sobrinos, nueve, ocho niños y una niña que es la de mis ojos, su madre dice que se parece a mi en todo, yo siempre le digo, te aguantas. Pero si hubiera tenido niños me hubiera gustado que estos hubieran podido disfrutar de una buena educación pública, de una buena sanidad pública, de una justicia gratuita y que fueran capaces de elegir entre el bien y el mal.
Creo en tener derechos. El matrimonio, para que hombres y mujeres se casen con quienes amen y quieran. El aborto, nunca me he visto en la tesitura de abortar, pero si tuviera que hacerlo, me gustaría que fuera con libertad y en lenas condiciones sanitarias. El divorcio, si ya no amas a alguien ¿porqué seguir casada? Creo en que hombres y mujeres puedan tener las misma oportunidades en la vida, si ser marginados o señalados por sus opciones personales.
Me gusta la vida y como parte de la vida me gusta hacer el amor, tener relaciones sexuales de buen rollo o follar, que cada quien elija lo que quiera, al final lo importante es tocarse y disfrutar. Me gustan los hombres, mucho, por lo que se podría decir que soy heterosexual, a veces algunas mujeres me han gustado, pero no tanto como para intimar con ellas, aunque no lo descarto.
Me gustan los afectos que se crean con la familia, los amigos a los que eliges, los hombres que he amado, los que amo, los compañeros, los vecinos, eso no me convierte en una blandengue, me convierte en un ser humano. Defiendo con pasión lo que creo y defiendo el derecho a creer del resto de la humanidad, pero no tolero que me roben lo conseguido.
Vivo, trabajo, viajo, leo, paseo, escribo, duermo, voy al cine, me encanta bailar, tengo capacidad para decidir mi propia vida, no quiero que nadie decida por mí. Ser mujer no siempre es fácil, ahora estoy con la menopausia, es complicado, nunca se está preparada, yo al menos, no lo estoy, pero hay que seguir y aprender a vivir con ello.
Dicho todo esto, estoy hasta el coño de gobiernos que quieren legislar sobre el cuerpo de la mujer, que quieren decirnos que hacer, como hacer y cuando hacer. Tengo capacidad para decidir que hacer con mi vida y con mi cuerpo en cada momento. Ustedes, señores del gobierno, deberían tener capacidad de mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos y que se respetaran todos los derechos adquiridos y que para conseguirlos han muerto muchos hombres y mujeres. Déjennos en paz a las mujeres, basta, no tienen derecho, son una maquina de volver al pasado. Basta, BASTA!