Primero fue “tienes que tener
hijos, es una experiencia única”, más adelante vino “si no tienes hijos te vas
a ver muy sola”, luego continuaba “si no
tienes hijos no eres una mujer completa”, recientemente ha pasado la fase “es
una pena que no hayas tenido hijos, con le te gustan los niños, no hay más que
verte con tus sobrinos”.
Y
acaba de llegar lo mejor “como no tienes hijos, no puedes hablar”. El
imperio de la maternidad a disposición de la psicología barata y la
ramplonería. Y contra la libertad personal.
¿A cuento de que viene todo esto?
A la conciliación laboral y familiar. Porque muchas de esas personas, madres y
padres, a veces opinan “qué para qué quiero yo la conciliación si no tengo
maridos, ni hijos”. Ya ven, yo no puedo
hablar de hijos pero ellas y ellos si pueden hablar de mis derechos. Yo no
puedo opinar de nada, en cambio de mi pueden opinar todo; esto encierra ese
mundo machista que piensa que a una mujer soltera y sin hijos hay que
protegerla y guiarla, una veces porque piensan que la soltería la convierte en
desvalida y otras porque piensan que la soltería la convierte en alguien que no
está bien de la cabeza. Porque en la suya no entra que la soltería es una
decisión personal e intransferible. Tan personal e intransferible como ser
madre.
Hay quien olvida que los derechos
que se consiguen son para todos aunque solo los peleen unos cuantos. Hay quien
olvida que tener hijos no te convierte en alguien especial a la hora de tener
derechos. Hay quien olvida que no tener hijos no te convierte en alguien
especial a la hora de no tener derechos.
Hay quien olvida que parir o engendrar hijos no te convierte en mejor madre ni mejor
padre, sólo te convierte en madre y padre, el resto del camino hay que andarlo.
Y no es que me importe mucho, la
verdad. Tengo la conciencia tranquila, llevo más de media vida haciendo huelgas
y yendo a manifestaciones para conseguir tengamos más derechos, más educación,
más libertad, para que el mundo sea un lugar más justo. Derechos, educación,
libertad y justicia que también disfrutan quienes nunca hacen nada porque no se
consigue nada.
En realidad lo que me lleva rondando la cabeza hace días son las ganas de decir “no me toquéis más el coño con tonterías”.
En realidad lo que me lleva rondando la cabeza hace días son las ganas de decir “no me toquéis más el coño con tonterías”.